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Capítulo 19.

Cerró la pequeña maleta negra que descansaba en la cama, llevaba solo lo necesario que ocuparía esa semana y una que otra cosita que sabía que volvería loco a Jungkook.

El alfa había ido a la cabaña para arreglar todo personalmente diciéndole que tenía una sorpresa para él. Sentía emoción, nerviosismo, mariposas revoloteando en su pancita, necesitaba respirar y sentarse un momento. De solo pensar que mañana cuando despierte estará a un lado de su alfa con su marca recién hecha llenaba su pechito de calor.

Pero por otro lado estaba aterrado porque quería ser suficiente para Jungkook y no decepcionarlo por no saber hacer las cosas bien, no era un experto en el sexo y no sabía que hacer. Recuerda una que otra conversación demasiado vergonzosas que tuvo con su madre cuando era adolescente, ¿le serviría ahora?, negó con la cabeza.

—¿Estás listo? —preguntó Jungkook desde el umbral de la puerta sonriéndole tiernamente.

—Emm, s-si —le sonrió de la misma manera, quería estar entre sus brazos para tranquilizar sus nervios.

—Hey, pequeño.

Se sentó a un lado de él y automáticamente llevó sus grandes manos a la pequeña cintura del omega para sentarlo en su regazo, escondió su carita en su cuello cerrando los ojos unos segundos.

—Tranquilo, no tienes porqué estar nervioso —acaricia delicadamente su mejilla sonriendo al escuchar sus suaves ronroneos.

—Solo necesitaba estar en tus brazos, Kook, estoy bien ahora —dejó un pequeño beso en su pecho.

—¿Seguro? No quiero que te sientas incómodo.

—Si, todo está bien.

—Bien, debemos irnos ahora para no llegar a media noche.

Lo levantó de su regazo dejando un beso en su frente, tomó su mano y salieron de la habitación.

Dejó su maleta en el maletero donde también estaba la suya, rodeó el auto sentándose en el asiento del piloto, miró a Jimin que estaba abrochando su cinturón de seguridad sin mucho éxito, negó con la cabeza y lo tomó para abrocharlo él mismo, se sonrojó pero aún así dejó un corto beso en sus labios.

Amaba el cómodo silencio que se instaló en el coche al salir de la ciudad, los edificios desaparecían y la naturaleza verde aparecía cada vez que el auto avanzaba, los pinos grandes tapaban el sol como si pudieran alcanzarlo.

Su nerviosismo había desaparecido desde hace horas, solo se concentraba en las caricias que Jungkook dejaba en su muslo. Jungkook tenía su vista fija en el camino mirando de vez en cuando a su compañero.

Cuando el camino de tierra apareció supuso que ya estaban cerca, en la entrada los árboles estaban en arco enredados con algunas ramas y flores cortas cayendo. La cabaña gigante apareció frente a ellos, todo a su alrededor se veía tan tranquilo y pacífico, inundado de arbustos y pequeñas aves revoloteando de un lado hacia otro.

—Hemos llegado —estacionó a un lado apagando el motor.

—Si, hemos llegado —susurró.

Abrió la puerta y bajó sus pies a la tierra húmeda, había un leve sereno que impedía ver más allá del lago que conectaba con el río a unos metros donde el agua cayendo se escuchaba.

—¿El agua está limpia? Digo, si se puede nadar —miró un poco por la barda de piedra el agua cristalina.

—Si, el agua de aquí siempre está caliente, podemos meternos si gustas —la emoción en sus ojos le hizo saber que si quería.

—Uhg, pero no tengo un traje de baño —torció los labios.

Jungkook se agachó quedando su boca a centímetros de su oído —No lo necesitarás.

—Lo supuse.

—Ven, dejemos las maletas adentro y regresamos.

Fueron recibidos por el calor que inundaba el espacio, la chimenea estaba encendida y se escuchaba como la madera se quemaba. Los sillones eran cafés oscuros, lo que llamó su atención fue el pelaje de oso negro que estaba en el suelo como alfombra, arriba de esta una pequeña mesa ratona con un florero de porcelana.

Maniobró para abrir su maleta, hurgó entre uno de sus pantalones para encontrar algún short, cosa que no encontró porque no empacó alguno.

—Jungkook no empaqué ningún short —mordió su labio bajando la mirada.

—Cariño, solo estamos tú y yo, puedes meterte en bóxer, yo tampoco empaqué alguno.

La idea de estar solo en una pieza de ropa frente a Jungkook hacía que se avergonzara, pero por Dios, que cosas no pasarían esa noche. Jungkook le murmuro un 'te espero afuera en lo que te cambias'.

Dejando la pena de lado, desabrochó sus ajustados jeans deslizándolos por sus piernas, los botó a un lado en el sillón y se quitó su camiseta quedando solo en bragas, un leve escalofrío recorre su columna por el leve aire, tomó la camiseta que dejó Jungkook en el mueble y se la puso, como siempre le llegaba hasta los muslos.

Salió bajando por las mini escaleras que daban aún más abajo donde podía escuchar más cerca el agua, soltaba un leve vapor como si de un sauna se tratara. Jungkook estaba metido en el agua, su pecho ya tenía gotitas que resbalaban, su cabello estaba suelto y húmedo. Terminó de bajar sintiéndose pequeño por la profunda mirada de su alfa, cuando llegó al muelle se sentó hundiendo sus pies en el agua sintiendo lo tibia que estaba. Jungkook nadó hacia él dejando sus manos a cada lado de su cadera.

—El agua está exquisita —pataleó un poco sus pies debajo el agua—. Ven.

Lo tomó de la cintura bajándolo poco a poco, chilló cuando su cuerpo estuvo por completo en el agua.

—Jungkook me voy a hundir —se aferró a su pecho brincando para enredar sus piernas en su cadera.

Jungkook llevó sus manos a su cintura para apretarlo, su camisa se alzó dejando al descubierto las pequeñas bragas negras las cuales de reojo miraba.

—¡No Jungkook! —carcajeó chapoteando con sus manos y mojar de igual forma a Jungkook.

—¡Eso no se hace!

—¡Tú comenzaste!

Cuando terminaron su pequeña lucha se abrazaron en medio del agua con sus respiraciones sincronizadas, dejó pequeños besos desde su pecho hasta su mandíbula afilada, se paró de puntitas y estampó su boca con la de su alfa. Acariciaba su cabello empujándolo para profundizar más el beso, mordía y chupaba su labio inferior rogando verlo al final rojo e hinchado.

Su respiración se volvió acelerada cuando sintió las manos de Jungkook amasar su trasero, un pequeño gemido salió de sus labios. El alfa sonrió entre el beso, cuando el aire le faltó se despegó de él pero bajó a su cuello para dejar besos húmedos.

—K-Kook —echó la cabeza para atrás para darle más acceso.

—Vamos adentro.

Asintió sumisamente, salieron rápido del agua caminando a tropezones por la escaleras dejando un camino de agua por todo el lugar. Cuando atravesaron la puerta unieron de nuevo sus bocas juntándose lo más posible.

—¿Cariño, estás listo? —juntó su frente con la de él —. No haremos nada si no quieres, podemos esperar más tiempo.

—Quiero hacerlo, por favor —sus ojos brillaban.

—Si quieres que pare, lo haré al instante, solo quiero que te sientas cómodo mi omega.

—Si, alfa, vamos tómame.

Gruñó al escucharlo sintiendo su cuerpo reaccionar al instante, lo cargó dejando sus gruesas piernas en sus cintura, los besos no pararon en el camino hasta llegar a la habitación.

Lo recostó suavemente en la cama luego de quitarle la camisa mojada, besó su pecho, clavículas y cuello con amor dejando pequeñas marcas. Jimin se removió soltando suspiros de sus labios ladeando la cabeza. Cuando llegó al inicio de sus bragas besó con cariño queriendo que sintiera todo el amor que le tenía y lo mucho que lo cuidaría. Jimin hizo un sonido de aprobación cuando metió sus manos en los bordes, los bajó lentamente besando sus muslos a su paso.

Sintió su aliento caliente en su piel totalmente expuesta erizándolas por completo, se sintió pequeño debajo de él, su mirada pasó recorriendo cada curva de su cuerpo, cada lunar o marquita que se hacía en su cadera para guardarlos en su memoria.

Subió para quedar frente a frente, dejó un beso en sus labios entreabiertos.

—Eres hermoso omega, voy a cuidarte.

—S-Sé suave, por favor —cerró los ojos acariciando su pecho con sus temblorosas manos.

—Por supuesto.

Terminó de quitar las bragas empapadas de lubricante, su boca se hizo agua al olerlo, sin poder resistirse más enterró su rostro en medio de sus nalgas lamiendo todo el jugoso líquido que salía por montones. Él omega gimió alto tirando la cabeza a hacia atrás, su barba de días hacía maravillas rozando en su piel sensible, los deditos de sus pies se contraían enterrando sus talones en el colchón.

Eran cientos de nuevas emociones que invadían su diminuto cuerpo, los cuales no sabía si soportaría. Estaba tan necesitado que ya se encontraba rogándole en susurros al alfa.

Jungkook seguía haciendo su trabajo, comiendo y empujando su lengua en su apretado agujero, a partir de ese día se había vuelto adicto a su sabor, quería estar las veinticuatro horas del día comiéndolo. Se separó dando una última lamida, restos de saliva y lubricante quedando en su barbilla.

—A-Alfa... por favor —lo miró desde abajo con pequeñas lágrimas de placer en sus ojos.

Metió dos de sus dedos largos en su interior tomándolo por sorpresa, sacó y metió repitiendo sus movimientos lentamente llegando casi a cepillar su próstata, hacía círculos y tijeras estirándolo lo mejor posible para no lastimarlo.

—¿Listo? —susurró con un tono de lujuria.

Asintió rápidamente sin soltar una palabra, su voz al parecer se había esfumado por completo.

Tomó el lubricante que estaba a un lado del cuerpo sudoroso de su omega, lo destapó y vertió una generosa cantidad en su miembro y parte del agujero necesitado de Jimin. Tembló al sentir el frío líquido en su parte caliente, aún con los ojos cerrados puso en alerta todos sus sentidos.

Sintió a su alfa ponerse entre sus piernas susurrándole cosas bonitas para distraerlo del dolor, gimió agudamente cuando su entrada empezó a agrandarse más para darle espacio al alfa, entró lento degustándose por los jadeos y gemidos de placer.

Cuando su pelvis tocó su trasero se mantuvo quieto esperando a que se acostumbrara, besó sus pequeños botones rosas hasta dejarlos erectos.

Mordió su labio para retener las palabras que querían salir de sus boca, su pene se sentía asfixiado por sus paredes calientes apretándolo.

—Puedes moverte —murmuró.

Colocó posesivamente sus manos en sus caderas apretándolas levemente dejando roja su piel, se balanceó despacio para dar la primera estocada, Jimin sumido en el placer constante que recibía se dejó hacer.

Enredo sus piernas a su cuerpo enterrando sus cortas uñas en su espalda, su cuerpo se movía cada vez más hacia atrás. Amaba la forma en la que todo se estaba haciendo, Jungkook estaba siendo suave con él, justo como él le pidió, esto supera sus expectativas.

Siempre creyó que su primera vez sería dolorosa y para nada placentera, pero ahora estaba ahí, debajo de su alfa sintiendo el amor por todo su cuerpo.

El ya conocido cosquilleo se plantó en su vientre, una suave estocada que dio directo en su próstata lo hizo correrse en su abdomen y parte del alfa. Jungkook también estaba cerca.

—Me voy a correr.

Jimin ladeó su cabeza dejando al descubierto su cuello, el alfa gruñó lamiendo su cuello, se estampó más fuerte en él hasta que siento su nudo hincharse, sus colmillos salieron yendo directo a su cuello.

Sintió las emociones de Jungkook revueltas con las suyas, vio pequeños rayitos blancos al cerrar los ojos, ¿así se sentía? Porque era completamente hermoso. Lamió su cuello para quitar el resto de sangre que quedó y tratar de curarla, cuando su trabajo ahí terminó se dejó caer encima de él sin aplastarlo.

Era suyo.

Sonrió conscientemente suspirando por los labios.

—¿Cómo te sientes? ¿Qué sientes?

—Te siento a ti —habló con los ojos cerrados pero con una sonrisa en su rostro, gimió cuando Jungkook le dio medio vuelta para acomodarlo encima de él—. ¿Cuánto dura?

—Media hora —acarició su espalda sudada.

Esa media hora fue perfecta para perderse unos minutos quedando completamente dormido en su caliente pecho, aún sintiendo a Jungkook vaciarse dentro de él.

Las caricias en sus hombros, espalda y cabello lo hicieron abrir lentamente los ojos topándose con un par de ojos verdes brillantes. Sonrió colocando su mano en su suave mejilla, se movió un poco para terminar gimiendo, su alfa seguía dentro suyo, sus mejillas se colorearon recordando lo de hace unas horas atrás.

—Buenas noches, mi omega.

—Buenas noches, mi alfa.

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